Spaghetti and meatballs, un clásico italoamericano
Es el plato delante del cual se enamoraron La Dama y El Vagabundo: una deliciosa pasta al dente, embadurnada en una sabrosa y potente salsa de tomate y acompañada de unas deliciosas y jugosas albóndigas. Es un plato que no tiene edad, porque le encantará a los más pequeños, pero también a los mayores.
Las albóndigas están hechas con carne de cerdo y de ternera, pero puedes hacer tu elección personal: añadirles un poco de cordero, como a las albóndigas suecas, les dará un toque maravilloso; pero también puedes hacerlas solo de cerdo, o solo de ternera.
La elección de los tomates en un plato cuyo principal elemento es la salsa de tomate es, obviamente, importante: yo utilicé San Marzanos, que son un poco más caros pero merecen la pena. Si no puedes encontrarlos, asegúrate de que sean de la mejor calidad posible. Dale el mismo tratamiento a la pasta: si puedes encontrarla hecha en molde de bronce, mucho mejor, ya que la salsa se adherirá mucho mejor.
DIFICULTAD: FÁCIL - INGREDIENTES: FÁCIL - TIEMPO: 2 HORAS
TIEMPO ACTIVO: 1 HORA - CANTIDAD: 4 RACIONES
INGREDIENTES
- ALBÓNDIGAS
40 g de pan rallado
90 ml de kéfir/leche entera/nata
1 cebolla dulce
250 g de carne picada de ternera
250 g de carne picada de cerdo
4 cucharadillas de parmesano rallado
1 cucharadilla de ajo en polvo
1 cucharadilla de cebolla en polvo
1 huevo
Sal
- SPAGHETTI AND MEATBALLS
800 g de tomate triturado
3 dientes de ajo
5 lonchas de bacon
2 ramas de albahaca fresca
1 corteza de parmesano (opcional)
1 chorro de vino blanco (opcional)
Parmesano rallado
125 g de pasta por ración
MÉTODO
- SPAGHETTI AND MEATBALLS
En un bol, añade el pan rallado y el kéfir. Deja que se empape durante 30 minutos.
Mientras, corta la cebolla en brunoise fina y ponla en una sartén fría con aceite de oliva. Coloca la sartén sobre fuego medio y póchala hasta que esté ligeramente caramelizada. Resérvala.
En un bol, añade la carne de cerdo, la carne de ternera, el parmesano rallado, el pan rallado hidratado, la cebolla en polvo, el ajo en polvo, el huevo y la sal. Mezcla con las manos hasta que sea homogéneo, y después levanta la masa y lánzala contra el bol 10 veces.
Con manos mojadas, crea albóndigas de 35 gramos cada una.
Transfiérelas a una bandeja y mételas a la nevera 1 hora o al congelador 15 minutos.
Mientras, pica los dientes de ajo y corta el bacon en trozos pequeños.
Pon el bacon en una cacerola fría con abundante aceite de oliva, y coloca la cacerola sobre fuego medio. Fríe durante 5 minutos, o hasta que empiece a dorarse.
Añade el ajo y sofríe 2 minutos más, hasta que los ajos empiecen a dorarse.
Saca el ajo y el bacon de la cacerola con una espumadera a un poco de papel de cocina. Sécalos bien y pícalos en una tierra fina. Resérvala.
En la misma cacerola sobre fuego medio alto, marca todas las albóndigas hasta que tengan color dorado por toda su superficie.
Añade el concentrado de tomate y el peperoncino, y tuéstalo durante 15 segundos.
Añade el vino blanco y cocina 1 minuto más.
Añade la tierra de bacon y ajo, el tomate triturado, la corteza de parmesano y la rama de albahaca. Reduce unos 30 minutos.
Cuando puedas ver el fondo de la cacerola sin problemas, retira la corteza de parmesano y la rama de albahaca. Corrige sal y acidez.
Añade la pasta de tu elección a agua hirviendo abundantemente salada, y cuécela siguiendo las indicaciones del paquete.
Añade suficiente salsa para 1 ración a una sartén sobre fuego medio y caliéntala.
Dos minutos antes de que esté lista, transfiere la pasta de la cacerola a la sartén directamente, junto a un poco de agua de cocción. Remueve efusivamente, emulsionando la salsa de tomate con el agua de cocción. Continúa añadiendo agua hasta que la pasta esté al punto deseado.
Añade las albóndigas y mezcla.
Sirve inmediatamente, y finalízalo con hojas de albahaca fresca y parmesano rallado.