Tarta de chocolate, mascarpone y praliné de avellanas
No dejes que nadie te diga la contrario: una tarta de chocolate no tiene que estar justificada por ninguna celebración. La única razón necesaria para hacerte esta tarta con jugosos y tiernos bizcochos de chocolate y café, crema de mascarpone y praliné de avellanas es que te apetezca. Y punto. Nadie tiene derecho a juzgarte.
Esta es una receta del maravilloso Ottolenghi, publicada originalmente en el New York Times. Está perfectamente balanceada y es probablemente la mejor tarta de chocolate que he probado en mi vida, con diferentes texturas gracias al crumble de avellanas y caramelo.
Uno de los ingredientes principales de los bizcochos es el café, y por lo tanto lo ideal es utilizar buen café. En el canal tengo una guía de cómo hacer buen café en casa, en la que nos metemos en materia muy a fondo; pero si no tienes el equipamiento necesario (o las ganas), te recomiendo que te vayas a una cafetería de especialidad y que te lo preparen: cuanto mejor sea el café, mejor será el resultado de la tarta. En cuanto a la intensidad del mismo, a tu gusto: yo lo hice con Aeropress y quedó genial, con una italiana te saldrá algo parecido. Si piensas usar espresso, probablemente lo suyo sea que lo diluyas un poco (aunque puedes dejarlo tal cual si quieres muchísimo saber a café).
DIFICULTAD: INTERMEDIA - INGREDIENTES: FÁCIL - TIEMPO: 2 HORAS
TIEMPO ACTIVO: 1 HORA - CANTIDAD: 8-12 PORCIONES
INGREDIENTES
- BIZCOCHOS
75 g de cacao en polvo (100% cacao)
200 g de harina de trigo
8 g de bicarbonato
8 g de levadura química
8 g de sal
200 g de azúcar
100 g de azúcar moreno
150 ml de aceite de girasol
2 huevos (L)
150 ml de kéfir
220 ml de café
- CREMA DE MASCARPONE
300 ml de nata para montar
90 g de mascarpone
50 g de azúcar glas
Extracto de vainilla
- PRALINÉ Y CRUMBLE DE AVELLANAS
200 g de avellanas peladas
180 g de azúcar
Pizca de sal
MÉTODO
- TARTA DE CHOCOLATE
Engrasa dos moldes de 22 cm de diámetro y cubre las bases con papel vegetal.
En un bol, combina el cacao en polvo, la harina de trigo, el bicarbonato, la levadura química, la sal, el azúcar y el azúcar moreno. Mezcla con unas varillas y resérvalo.
En otro bol, combina el aceite de girasol, los huevos y el kéfir. Mezcla hasta que sea homogéneo.
Prepara el café con el método de tu elección.
Tamiza un tercio de los ingredientes secos en el bol de los húmedos. Mezcla con la ayuda de una espátula, haciendo movimientos envolventes. Repite con los dos tercios restantes.
Cuando sea una mezcla totalmente homogénea, comienza a añadir el café caliente poco a poco, integrándolo con movimientos envolventes.
Cuando sea una mezcla totalmente homogénea, divide la masa en los dos moldes, 600 g en cada uno aproximadamente. Golpea los moldes contra la encimera un par de veces.
Mete los moldes en un horno a 190 grados durante 30 minutos, o hasta que al clavar un palillo en el centro éste salga totalmente limpio.
Deja que los bizcochos reposen 5 minutos, y después despega las paredes del molde con un cuchillo o espátula. Invierte los moldes y saca los bizcochos. Despega los papeles vegetales, vuelve a invertir los bizcochos, y déjalos enfriar completamente a temperatura ambiente.
En una bandeja de horno forrada con papel vegetal, añade las avellanas peladas.
Mete la bandeja a un horno a 180 grados durante 10-15 minutos, o hasta que estén profundamente tostadas.
Transfiere las avellanas a un bol y deja que se enfríen completamente. Reserva la bandeja cubierta con papel.
Mientras, pesa el azúcar y añade a una sartén el suficiente como para cubrir su base.
Pon la sartén sobre fuego medio y no la toques. Cuando algunas zonas comiencen a ponerse transparentes, cúbrelas con más azúcar, hasta que hayas utilizado todo.
Mezcla el caramelo líquido con el azúcar que aún no esté derretido, y continúa cocinándolo hasta que tenga un color ámbar profundo.
Añade la pizca de sal y las avellanas, mezcla todo, y transfiérelo rápidamente a la bandeja cubierta con papel vegetal. Deja que enfríe completamente, unos 15-20 minutos.
Rompe la placa de caramelo y avellanas en trozos y transfiérelos a un procesador de alimentos. Pulsa 7-8 veces, hasta que sea un crumble con textura. Reserva 75 gramos de ese crumble.
Continúa procesando el resto, unos 5 minutos, hasta que sea líquido y sin grumos.
Transfiere el praliné a un bol y deja que se enfríe completamente a temperatura ambiente.
En un bol, combina la nata para montar, el mascarpone y el azúcar glas. Con unas varillas, comienza a batir.
Cuando espese, añade el extracto de vainilla, y continúa montando, hasta que se formen picos que mantengan la forma.
Refrigera la crema al menos 15 minutos.
Monta la tarta: coloca un bizcocho en un plato y extiende la mitad de la crema por su superficie. Vierte dos cucharadas de praliné por encima y mézclalo con la crema con la ayuda de una espátula. Después, vierte dos cucharadas de praliné más, pero éste no lo extiendas. Espolvorea la mitad del crumble por encima.
Coloca el segundo bizcocho y repite el paso anterior.
Refrigera la tarta al menos 15 minutos antes de cortarla.
Esta deliciosa tarta tiene dos bizcochos de chocolate y café jugosos y tiernos, praliné y crumble de avellanas caseros y cremoso de mascarpone.